¿Por qué no espero cartas o flores este Día de San Valentín?
Sí, ya sé, como toda una mujer amante
de las comedias románticas de Hollywood, muchas veces me veo inmersa en estas
maravillosas y perfectas historias de amor del día de San Valentín, donde, si pongo
los pies en la tierra, más que parecer algo real, parece algo salido,
efectivamente de una película (hay que considerar que estas escenas cuestan
mucho tiempo, dinero y recursos humanos montar). Los jardines llenos de luces, las oficinas o
las casas llenas (pero llenas, no un ramito o dos) de flores rojas (con lo caro
que salen las rosas en este día), los techos tapizados de globos (mmm hace
mucho lo intenté y créanme, tampoco fue lo más fácil, ni lo más barato y creo
que no llegué ni a 15 globos, uff), las cenas románticas en un parque a la luz
de cientos de velas, con un violinista tocando de fondo, y bueno, así me puedo
seguir con etcéteras, etcéteras y etcéteras.
Entonces, cabe decir que si vemos películas con semejantes producciones,
las cuales aumentan las expectativas a un millón, pues entonces se puede entender
la cara de decepción cuando el hombre de tus sueños te regala una tarjeta y
unos “kisses”, o un pequeño osito de peluche.
Sí, es la manera de materializar
por un día el amor y la amistad, ayudar a la economía del país donde vivimos, y
por qué no, darnos cuenta de que si quisiéramos dar una sorpresa semejante
tendríamos que gastarnos una fortuna, que a veces es mejor y preferible
gastarlo en otras cosas, jajaja, como, en unos tenis nuevos para correr o unas
nuevas licras, atentamente: la corredora.
Y bueno, si a esto le agregamos
que a veces los chicos, o las chicas, que esto no es solamente obligación del
galán, no es tan detallista, o creativo, o de tantos recursos, a veces este 14
de febrero en vez de ser un hermoso día para recordar a nuestros amigos y
agradecerles el estar ahí, o de ser quizá un poco más cariñoso con la familia y
con la pareja, que de hecho lo tenemos que ser siempre, el 14 de febrero se
convierte en un día de grandes expectativas y grandes decepciones.
Así que no, yo no espero flores
ni tarjetas ni chocolates en el día de San Valentín, porque soy feliz con
celebrar este amor con mi esposo todos los días. Soy feliz cuando sin más ni más me trae un
pequeño chocolate a casa: “solo porqué comí bien”, o cuando nos abrazamos al
final de la jornada y nos rencontramos en nuestro hogar. Sé que celebra el amor cuando no pasa un solo
día sin que me diga o me escriba lo mucho que me ama, o que me dé las gracias
solo por el hecho de estar. Porque
celebro el amor cuando me levanto a cocinarle su comida y sé que lo hago con
mucho gusto. Cuando juntos planeamos nuevas aventuras y es una pequeña emoción
cada día pensando que haremos después, qué día nos iremos, planeación de
entrenamientos, pedir cotizaciones, revisión de equipo, visualizaciones
conjuntas de estas metas. Sí, porque
tenemos la fortuna de compartir a nuestras dos grandes amantes: la carrera y la
montaña. Celebramos el amor todos los días al despertar y vernos uno al lado
del otro y abrazarnos y besarnos. El
amor está en el apoyo compartido, en las pláticas, en tomarnos de la mano, en
el estar ahí, así que, realmente no falta un día para hacerlo. En los detalles inesperados, en la aceptación de cada día.
De todos modos sé que siempre es
bueno recordarles a nuestros seres queridos cuánto los queremos, o a los amigos
que al final, son nuestra familia elegida, cuanto los apreciamos y agradecemos
que nos estén acompañando en este camino que se llama vida, a todos ellos
GRACIAS!!!!
A mi familia, a mis amigos de la
montaña, a mis amigos de la carrera, de mis trabajos anteriores, de las
coincidencias de la vida, a mis compañeros del colegio IIN, a todos ustedes,
gracias por estar!.. celebren un maravilloso día en compañía de las personas
que más aman, empezando por ustedes mismos.
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