sábado, 14 de febrero de 2015

¿Por qué no espero cartas o flores este Día de San Valentín?

Sí, ya sé, como toda una mujer amante de las comedias románticas de Hollywood, muchas veces me veo inmersa en estas maravillosas y perfectas historias de amor del día de San Valentín, donde, si pongo los pies en la tierra, más que parecer algo real, parece algo salido, efectivamente de una película (hay que considerar que estas escenas cuestan mucho tiempo, dinero y recursos humanos montar).  Los jardines llenos de luces, las oficinas o las casas llenas (pero llenas, no un ramito o dos) de flores rojas (con lo caro que salen las rosas en este día), los techos tapizados de globos (mmm hace mucho lo intenté y créanme, tampoco fue lo más fácil, ni lo más barato y creo que no llegué ni a 15 globos, uff), las cenas románticas en un parque a la luz de cientos de velas, con un violinista tocando de fondo, y bueno, así me puedo seguir con etcéteras, etcéteras y etcéteras.  Entonces, cabe decir que si vemos películas con semejantes producciones, las cuales aumentan las expectativas a un millón, pues entonces se puede entender la cara de decepción cuando el hombre de tus sueños te regala una tarjeta y unos “kisses”, o un pequeño osito de peluche. 

Sí, es la manera de materializar por un día el amor y la amistad, ayudar a la economía del país donde vivimos, y por qué no, darnos cuenta de que si quisiéramos dar una sorpresa semejante tendríamos que gastarnos una fortuna, que a veces es mejor y preferible gastarlo en otras cosas, jajaja, como, en unos tenis nuevos para correr o unas nuevas licras, atentamente: la corredora. 

Y bueno, si a esto le agregamos que a veces los chicos, o las chicas, que esto no es solamente obligación del galán, no es tan detallista, o creativo, o de tantos recursos, a veces este 14 de febrero en vez de ser un hermoso día para recordar a nuestros amigos y agradecerles el estar ahí, o de ser quizá un poco más cariñoso con la familia y con la pareja, que de hecho lo tenemos que ser siempre, el 14 de febrero se convierte en un día de grandes expectativas y grandes decepciones. 

Así que no, yo no espero flores ni tarjetas ni chocolates en el día de San Valentín, porque soy feliz con celebrar este amor con mi esposo todos los días.  Soy feliz cuando sin más ni más me trae un pequeño chocolate a casa: “solo porqué comí bien”, o cuando nos abrazamos al final de la jornada y nos rencontramos en nuestro hogar.  Sé que celebra el amor cuando no pasa un solo día sin que me diga o me escriba lo mucho que me ama, o que me dé las gracias solo por el hecho de estar.  Porque celebro el amor cuando me levanto a cocinarle su comida y sé que lo hago con mucho gusto. Cuando juntos planeamos nuevas aventuras y es una pequeña emoción cada día pensando que haremos después, qué día nos iremos, planeación de entrenamientos, pedir cotizaciones, revisión de equipo, visualizaciones conjuntas de estas metas.  Sí, porque tenemos la fortuna de compartir a nuestras dos grandes amantes: la carrera y la montaña. Celebramos el amor todos los días al despertar y vernos uno al lado del otro y abrazarnos y besarnos.  El amor está en el apoyo compartido, en las pláticas, en tomarnos de la mano, en el estar ahí, así que, realmente no falta un día para hacerlo. En los detalles inesperados, en la aceptación de cada día. 



De todos modos sé que siempre es bueno recordarles a nuestros seres queridos cuánto los queremos, o a los amigos que al final, son nuestra familia elegida, cuanto los apreciamos y agradecemos que nos estén acompañando en este camino que se llama vida, a todos ellos GRACIAS!!!!


A mi familia, a mis amigos de la montaña, a mis amigos de la carrera, de mis trabajos anteriores, de las coincidencias de la vida, a mis compañeros del colegio IIN, a todos ustedes, gracias por estar!.. celebren un maravilloso día en compañía de las personas que más aman, empezando por ustedes mismos.  



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